Justino del Casar, escultor: «Trabajar con las manos es el medio de comunicación más rápido y mi forma de expresarme»

El artista Justino del Casar convierte papel reciclado en esculturas que evocan piedra y naturaleza

El artista Justino del Casar en su taller.

Justino del Casar (Madrid, 1971) pertenece altísimo porcentaje del mundo que encuentra su voz en esa tensión constante entre la disciplina y el caos. Criado en el internado del Monasterio de El Escorial, absorbió desde niño valores como la austeridad y la sobriedad, que hoy impregnan sus esculturas.

Sus piezas llegan a Kave Gallery con su apariencia de bloques de mármol o piedra, cuando en realidad están hechas con papel reciclado: desde exámenes de filosofía hasta boletos de lotería. El contraste no es un simple juego estético: lo que estaba destinado a desaparecer encuentra una segunda vida como obra de arte.

Artefacto XX.1 de Justino del Casar

Del dibujo a la escultura

Su relación con la creación comenzó pronto. «Mi pasión por el arte y la creación fue evidente desde niño y tenía que encontrar su cauce. Mi primer contacto fue en el internado de El Escorial, donde viví rodeado de un patrimonio artístico inmenso», recuerda.

El primer canal fue el dibujo: estudió en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Toledo, trabajó en el estudio de animación de Cruz Delgado y más tarde como ilustrador publicitario. Pero pronto la línea bidimensional se quedó corta. «El interés por materiales como la madera, el papel o el metal y las formas que estos pueden adquirir despertó en mí el interés por la escultura».

Ese tránsito se enriqueció con experiencias en estudios de decoración, diseño de mobiliario y escaparatismo. Y se consolidó con una etapa en Nueva York (2006-2009), donde se empapó del pulso cultural de la ciudad, volvió a trabajar con materiales y se implicó en galerías y proyectos artísticos.

A su regreso a España, Valencia se convirtió en su base y el monumento fallero en un aprendizaje clave. Desde 2013 trabaja en su propio taller en la ciudad del Turia, desarrollando esculturas simbólicas y funcionales con una técnica propia.

Artefacto X.2 de Justino del Casar

Un proceso que requiere paciencia y técnica

Cuando vivimos rodeados por objetos que se producen en serie, Del Casar defiende lo artesanal con rigor. «Para mí trabajar con las manos es el medio de comunicación más rápido. Mis manos son mi forma de expresarme”. Su técnica combina saberes milenarios: papel maché, cartón piedra y cartapesta. Todo empieza con la recogida del material, que selecciona por color y textura. Después lo hidrata, lo mezcla y lo amasa para crear una pasta que debe reposar antes del modelado.

El proceso no termina ahí: «El tiempo de secado del material es largo y solo cuando está bien seco se puede trabajar sobre él, añadiendo, quitando, ensamblando, lijando, puliendo«. Esa espera genera una particularidad decisiva: cada pieza es distinta en peso, forma y tonalidad. No existe la repetición ni la copia exacta. Cada escultura es una variación, como si la materia misma tuviera la última palabra.

Dandelion de Justino del Casar

La naturaleza es su modelo

La serie que Justino del Casar presenta en Kave Gallery nace de una observación constante de la naturaleza. «Los patrones naturales son los modelos de diseño más perfectos«, explica. De ahí que las formas de sus piezas recuerden a vegetales, piedras erosionadas o texturas orgánicas. El resultado tiene apariencia pétrea, casi mineral, pero procede de un material frágil y reciclado como el papel.

Ese contraste es algo central en su propuesta: «Con esta obra pretendo destacar la dualidad entre obsolescencia y actualidad, entre pasado y presente y entre lo frágil frente a lo resistente». Así, un examen olvidado o un documento bancario viejo adquieren la solidez de un bloque de piedra. La superficie rugosa, trabajada a mano, engaña al tacto y a la vista, y transforma desecho en algo único.

Artefacto X.1 de Justino del Casar

El refugio de un artista

El taller en Valencia de Justino es su refugio creativo particular. «Tiene mucha importancia. Es una prolongación de mí y muchas veces es una obra más. Es un reflejo de mi estado personal y es una lucha constante entre el orden y el caos«. Allí, el escultor organiza materiales, experimenta con nuevas texturas y da forma a un proceso que exige tiempo y paciencia.

Próximamente, se trasladará a un nuevo espacio, y esto lo vive como una oportunidad de renovación, un gesto coherente con su manera de entender la creación como metamorfosis constante.

La colaboración con Kave Home

¿Cómo recibió Justino la propuesta de Kave Home? Él mismo nos lo explica: «Significa abrir una puerta distinta a mi línea de trabajo habitual, a experimentar con esculturas en bajo relieve, producidas en material reciclado y de formas figurativas».

La afinidad con la marca es evidente, ya que ambos comparten una filosofía de respeto por los materiales y compromiso con la sostenibilidad. De hecho, Del Casar confiesa una debilidad particular por los sofás de Kave Home: «Me gustan por sus formas escultóricas».

Artefacto XX.2 de Justino del Casar

Esculturas que hablan de tiempo

Cada pieza creada para esta colaboración es irrepetible. No solo porque el proceso artesanal impida replicar exactamente la misma forma, sino porque los materiales provienen de contextos distintos. Unos nacen de papeles de exámenes, otros de cajas de embalaje, otros de boletos de lotería.

Cada uno carga con una historia que se resignifica en el taller y se convierte en un objeto duradero. Todo eso que damos por descartado puede convertirse en arte, nos quedamos con esta lección.