El estilo vanguardista es sinónimo de innovación y modernidad. Inspirado en las corrientes artísticas de principios del siglo XX, este tipo de diseño de interiores busca romper con lo tradicional para dar paso a espacios amplios, luminosos y funcionales.
Su esencia es una combinación de formas geométricas sencillas, líneas rectas y las texturas lisas. La paleta de colores, a su vez, es una apuesta por tonos neutros como blancos, negros, grises y marrones, con el objetivo de crear hogares sofisticados y equilibrados. Materiales como el aluminio, el PVC y la madera complementan perfectamente su estética, siempre dentro de un diseño limpio y minimalista.
El vanguardismo es más que un estilo decorativo; para muchos, es una manera de vivir. Un equilibrio perfecto entre modernidad y funcionalidad, donde la innovación dicta las reglas y cada elemento tiene un propósito para así crear hogares prácticos, elegantes y en tendencia.
1. Mobiliario vanguardista: elegancia en lo sencillo
El mobiliario del estilo vanguardista destaca por su diseño sencillo y funcional. Materiales como el acero, el aluminio y el PVC son los más utilizados, aunque la madera también puede encajar siempre y cuando mantenga las líneas limpias y minimalistas.
En el salón, los sofás de formas rectas y superficies lisas son una apuesta segura, mientras que los estampados solo aparecen en pequeños detalles como cojines, alfombras o mantas. Las lámparas de pie estilizadas, las empotradas y las vitrinas de cristal son elementos que ayudan a reforzar el aire moderno y sofisticado del vanguardismo.
La clave está en la sencillez: pocos muebles, pero bien elegidos, que aporten estilo y confort sin sobrecargar visualmente los espacios.

2. La iluminación juega un rol importante
La iluminación es lo que más potencia la atmósfera vanguardista. En este estilo, la luz se convierte en un complemento indispensable para resaltar la amplitud y la pureza de las formas.
Grandes ventanales permiten que la luz fluya con libertad, mientras que las lámparas, de líneas geométricas o aquellas con acabados metálicos, se convierten en piezas clave en los hogares con poca luz natural. También lo son las luces empotradas que, por su parte, ofrecen un toque más sutil, pero igualmente efectivo, para bañar de luz y calidez el hogar.
3. Menos es más: simplicidad y orden
En el estilo vanguardista, el concepto de «menos es más» es esencial. La idea es crear espacios cómodos y funcionales con pocos elementos cuidadosamente seleccionados, evitando el ruido visual. Por tanto, la sencillez y la buena organización son clave, ya que permiten que cada pieza tenga un propósito y se contribuye a la armonía del ambiente.
En este sentido, es importante aprovechar al máximo el espacio disponible mediante una distribución idónea del mobiliario, asegurando que las estancias se sientan amplias, fluidas y libres de obstáculos. Los sofás, sillas y mesas, de líneas simples y esquemáticas, deben integrarse perfectamente en este conjunto, eligiendo piezas que dejen respirar sin distracciones. Además, el uso de líneas rectas en la mayoría de los muebles es algo que ayuda a mantener un diseño limpio y ordenado.
4. Colores que multipliquen la luz
La elección del color es fundamental para maximizar la sensación de amplitud y luminosidad tan característica del estilo vanguardista. Los tonos adecuados nos ayudarán a reflejar y difundir la luz, creando espacios más abiertos y aireados.
En general, la envolvente debe ser de colores neutros, como blanco, gris o beige, con tal de mantener la sencillez y potenciar la luminosidad. Los tonos cálidos, inspirados en colores naturales, también están presentes, añadiendo un toque acogedor y moderno a la vez.

5. Textiles: la sutileza que completa la decoración
Los textiles son una parte esencial en la decoración vanguardista, aportando textura y personalidad al espacio. Aunque el mobiliario de líneas sencillas y rectas predomina, los textiles añaden calidez y un toque diferente y «vivido» a los hogares vanguardistas para que estos no se sientan fríos y desangelados. Cojines, mantas, alfombras y cortinas son una excelente forma de complementar sofás bajos, mesas de diseño o chaise longues de forma interesante y visualmente atractiva.
6. Elementos decorativos del estilo vanguardista
La decoración vanguardista se basa en la austeridad y la funcionalidad. La idea es crear espacios limpios, ordenados y bien organizados, donde los elementos se elijan con cuidado y sin excesos. En cuanto a los artículos decorativos, como cuadros, espejos o esculturas, se integran sutilmente, sin llamar mucho la atención. Los materiales deben ser prácticos, fáciles de mantener y, sobre todo, sobrios.
Líneas sencillas, formas simples y espacios amplios y luminosos definen la esencia del vanguardismo. Un estilo donde la luz, la funcionalidad y el minimalismo son sus claves principales.