El estilo campestre en la decoración es sinónimo de calidez, sencillez y naturaleza. Inspirado en la vida rural, este estilo combina materiales nobles como la madera, la piedra y el hierro forjado con una paleta de colores suaves y naturales que recuerdan la serenidad de la vida en el campo. Su encanto radica en la mezcla de elementos rústicos y acogedores.
No importa si se trata de una casa de campo de ensueño o de un piso en la ciudad que anhela calma y la belleza de lo antaño: el estilo campestre tiene el don de envolver cada estancia en una sensación de hogar eterno.
En este recorrido por el estilo campestre, exploraremos sus principales características, desde el encanto provenzal hasta la calidez de las casas de campo, descubriendo los secretos para convertir cualquier lugar en un refugio para el alma.
Características principales del estilo campestre en la decoración
El estilo campestre abarca distintas influencias, como el rústico provenzal, escandinavo o inglés. Cada una de estas variantes aporta su propio carácter, pero todas comparten un aire desenfadado y acogedor. A continuación, te compartimos las claves de este estilo y cómo incorporarlas para transformar tu casa en un refugio cálido y con personalidad.
1. Los materiales naturales: la esencia de las casas de campo
Los materiales en una decoración campestre cuentan su propia historia: cada veta en la madera, cada imperfección en la piedra y cada curva en el hierro forjado reflejan el paso del tiempo en la calidez del hogar.
Por eso, nada aporta más carácter a una casa campestre que el hierro forjado, un material de fuerte presencia que evoca el encanto bucólico de las casas de antaño. Utilizado en detalles como lámparas, cabeceros de cama y mobiliario auxiliar, este metal sólido tiene un aire artesanal inconfundible. Dependiendo de su acabado, puede inclinarse hacia una estética más rústica y clásica o integrarse en casas más modernas e industriales.
La madera, por otro lado, es el alma del estilo campestre, siempre cálida y atemporal. Las piezas envejecidas o recuperadas, como mesas de comedor, cómodas desgastadas, aparadores recuperados, vigas y suelos de madera, aportan la historia y textura a los hogares campestres.
Para reforzar la sensación acogedora, los arrimaderos de madera se convierten en un recurso clave, enmarcando estancias y protegiendo la pared de estancias como cocinas con un aire muy tradicional.

Además, la piedra, utilizada en chimeneas o revestimientos de pared, refuerza la conexión con la naturaleza y añade textura y dinamismo, mientras que el ladrillo visto, ya sea en su tono original o pintado en colores suaves, resulta acogedor y rústico.
2. Estilos y épocas unidas: el encanto de lo atemporal
Este estilo encuentra su mayor riqueza en la fusión de épocas, donde lo antiguo y lo moderno conviven en armonía. La calidez y rusticidad de los materiales naturales se realza cuando se combina con líneas más modernas, adaptándose al siglo XXI.
Por ejemplo, en un dormitorio de inspiración campestre, las tablas y vigas pueden revestir el techo, y las puertas de granero sustituir las puertas tradicionales. A la vez que una alfombra geométrica o una butaca de cuero añaden un toque moderno e industrial.
Aquí, las antigüedades y objetos vintage juegan un papel esencial. Al incorporar piezas con historia, como muebles de segunda mano, fotos en blanco y negro o lámparas de hierro forjado, se da un estilo y aire nostálgico únicos. Restaurar muebles heredados o recuperar objetos desgastados por el tiempo es el mayor truco para reforzar la autenticidad del hogar.
3. Jugar con texturas y motivos: la clave de un ambiente acogedor
En una casa de campo, la combinación de texturas y estampados es clave; por eso, mezcla estampados poco estridentes de manera sutil y en tonos neutros. También los cuadros, las rayas y los estampados florales pequeños son clásicos del estilo campestre, y pueden aplicarse en cojines, tapicería, ropa de cama e incluso en las paredes mediante papel pintado o zócalos decorativos.
En este sentido, los textiles naturales y orgánicos toman protagonismo: el lino y el algodón, son telas son ideales para edredones, manteles, caminos de mesa y cortinas, dando frescura despreocupadamente. En especial, el lino ha resurgido con fuerza, ocupando un rol principal en los interiores campestres gracias a su elegancia atemporal y su aspecto naturalmente imperfecto.

4. Abrazar la naturaleza con los colores
Asimismo, esta decoración se basa en una paleta de colores suaves que recuerden al campo. Los tonos neutros como el blanco, beige, marrón y gris son esenciales para crear una base relajante, serena y luminosa. Estos colores, además, ayudan a maximizar la luz natural, haciendo que las estancias se vean más amplias y acogedoras.
A medida que avanzamos hacia los detalles, podemos incorporar colores que evocan la naturaleza en su forma más pura. Verdes suaves, amarillos pastel o ocre y azules apagados, inspirados en los cielos despejados del campo, también son perfectos para dar alegría, pero sin perder la calma.
Por tanto, los muebles, en tonos neutros, sirven como el lienzo perfecto sobre el que añadir toques de color en cojines, mantas, flores frescas, cuadros o cortinas estampadas. De esta manera, se puede aportar dinamismo y personalidad a cada rincón sin perder el carácter acogedor del estilo rural.
5. Mobiliario rústico y accesorios: entre encantador y tradicional
El mobiliario rústico, con su calidez y sencillez, establece la base del hogar campestre. Como comentaba, opta por muebles de madera natural, eligiendo piezas cómodas, resistentes y sin pretensiones. Las piezas de segunda mano o los muebles desparejos ayudan a dar ese plus a la hora de llenar los espacios de encanto y confort.
No obstante, los accesorios y decoraciones, son indispensables para dar vida, color y calidez al hogar, haciendo que parezca vivido. Busca soportes de vela de metal que iluminen suavemente las habitaciones, almohadas con patrones florales que aporten frescura y textura, y jarrones antiguos que se conviertan en piezas destacadas de la decoración.
Por último, los arreglos florales, con flores frescas o secas, y los elementos naturales, como ramas o piñas, son imprescindibles para realzar ese aire rústico y natural, muy buscado en este tipo de hogares.