Cómo colgar cuadros en la pared y que queden perfectos: altura, orden y proporción

Te contamos cómo colgar cuadros como lo haría un interiorista, paso a paso

Aprende a colgar cuadros y crear composiciones equilibradas.

En cada casa hay un instante en que un cuadro encuentra su lugar. Puede ser un lienzo heredado, una fotografía de viaje o una ilustración que descubrimos casi por casualidad. Lo cierto es que, al colgarlo en la pared, ya no es solo una imagen: se convierte en compañía, en memoria, en un fragmento de nosotros mismos y de nuestro hogar.

Dicen que los cuadros tienen el poder de elevar el ambiente de una estancia sin necesidad de grandes reformas. Añaden color, textura y personalidad para crear un refugio. Sin embargo, no basta con elegir una obra que nos emocione, ya que la proporción, la ubicación, la composición y hasta el color son decisivos para que el resultado sea armónico y dialogue en equilibrio con el resto de elementos.

Así, colocar un cuadro pasa de ser un gesto improvisado a una decisión decorativa. Con esta guía de nuestros interioristas sobre cómo colgar cuadros en casa, lograrás que siempre queden bien.

1. La proporción: el equilibrio es indispensable

Cuadro Klis de lino con formas geométricas blanco 80 x 100 cm

La escala, fundamental en decoración, también lo es en el arte. Antes de clavar un clavo, conviene detenerse y observar la pared en su conjunto.

Una superficie amplia pide un cuadro de gran formato que respire en el centro, o bien una composición de varias piezas que dialoguen entre sí. En cambio, una pared pequeña puede lucir mejor con una combinación de cuadros medianos y pequeños que creen un conjunto interesante.

De este modo, mantener la proporción asegura que la obra tenga presencia, pero también que se integre en el ambiente. En ocasiones, jugar con contrastes —como situar una pieza de gran tamaño en un espacio reducido o mezclar estilos distintos en una misma pared— puede dar carácter y singularidad. Lo importante es buscar el equilibrio y dejar que la obra respire.

2. Medidas: colgar cada cuadro a la altura adecuada

Uno de los errores más comunes es colgar los cuadros demasiado altos o demasiado bajos. Como norma general, el centro del cuadro debería situarse a la altura de los ojos, lo que suele equivaler a unos 150 centímetros desde el suelo. Esta medida ayuda a que la obra se perciba de forma natural y cómoda.

Cuando un cuadro se coloca sobre un mueble —ya sea un aparador, una cómoda o el cabecero de la cama—, lo ideal es acercarlo al mueble más que al techo, dejando entre 25 y 35 centímetros de separación. Es mejor que se relacione con los otros elementos que no que quede aislado en la pared.

3. Composiciones: sumar para ganar fuerza

Comedor escandinavo con cuadros minimalistas en formato lámina.

Colgar varios cuadros en una misma pared permite crear una especie de mural colectivo. Las composiciones pueden organizarse de forma simétrica, con marcos iguales y distancias regulares, transmitiendo calma y orden; o bien optar por un estilo más libre, mezclando formatos y estilos para sorprender y crear dinamismo.

Un truco muy útil para acertar con las composiciones consiste en diseñar primero la composición en el suelo, mover las piezas hasta encontrar la disposición deseada y fotografiar el resultado. También se pueden recortar plantillas de papel con la forma de cada marco y pegarlas en la pared con cinta de pintor, para visualizar la idea antes de perforar. Y recuerda: normalmente, el vacío es tan importante como las piezas, y los espacios entre los cuadros son los que crean ligereza y ritmo.

4. Ubicación: dónde colocarlos en casa

No pertenecen solo al salón. Pueden acompañarnos en el dormitorio, aportando calma con paisajes serenos; en la entrada, donde se convierten en la primera impresión de la casa; en el pasillo, transformando una zona de tránsito en una galería; o incluso en la cocina, donde pequeños grabados o ilustraciones llenan de vida los rincones menos esperados.

Un cuadro puede presidir la pared del sofá, descansar sobre una repisa, apoyarse en el suelo junto a una chimenea o convivir con libros en una estantería. Lo importante es que esté en concordancia con el mobiliario.

Lienzo abstracto Tonol marrón 100 x 80 cm

5. Color: cómo combinarlos en cada estancia

Los cuadros son o el punto de partida o el broche final de una estancia. Tanto pueden llamar la atención, con colores intensos, como suavizar la estancia, con tonos neutros y luminosos. Los interioristas recomiendan observar qué colores dominan la estancia y decidir si queremos reforzarlos o contrastarlos. Un cuadro en tonos cálidos, por ejemplo, resalta más en un salón de paredes claras, mientras que una obra en azul o verde atrapa la mirada en un rincón luminoso.