Cuando la temperatura se vuelve más fresca y los días se acortan, la naturaleza nos ofrece su cara más generosa. Los colores se tornan cálidos, las luces más suaves, y los higos, en su última aparición antes del descanso invernal, se convierten en un regalo para la vista y el paladar. Su dulzura melosa y su textura carnosa evocan los últimos días de verano y anticipan la calma otoñal.
En esta galette, celebramos ese tránsito de estaciones: una receta sencilla y artesanal, con el encanto de lo imperfecto y el valor de lo hecho con las manos. Su masa dorada y crujiente envuelve los higos con un toque de almendra molida, mientras el horno llena la casa con el aroma de la mantequilla y la fruta madura.
Receta fácil de galette de higos
Ingredientes
- 200 g de harina de trigo
- 100 g de mantequilla fría
- 1 cucharada de azúcar blanco
- 1 pizca de sal
- 3 o 4 cucharadas de agua fría
- 8 higos maduros
- 2 cucharadas de azúcar moreno
- 1 cucharada de almendras molidas
- 1 huevo batido (para pincelar)
- Opcional: miel para el acabado
Preparación
- Precalienta el horno a 180 ºC.
- En un bol grande, mezcla la harina, el azúcar blanco y la sal.
- Añade la mantequilla cortada en dados pequeños y trabaja la mezcla con las yemas de los dedos hasta lograr una textura arenosa.
- Incorpora el agua poco a poco hasta formar una masa compacta. Haz una bola, envuélvela en papel film y deja reposar en la nevera durante 30 minutos.
- Lava y corta los higos en cuartos.
- Extiende la masa sobre un papel de horno con un grosor de unos 3 mm, formando un círculo.
- Coloca los higos en el centro de manera armoniosa, dejando unos 3 cm libres por los bordes.
- Espolvorea el azúcar moreno y la almendra molida sobre la fruta.
- Dobla los bordes hacia dentro, de forma irregular pero cuidada, cubriendo ligeramente los higos.
- Pincela los bordes con el huevo batido y hornea durante 25-30 minutos, hasta que esté dorada.
- Si lo deseas, al sacarla del horno puedes pincelarla con un poco de miel para un acabado brillante y dulce.
El arte de servir un postre
Cuando la galette sale del horno, su aroma llena la casa. Es un postre que invita a poner la mesa con mimo y disfrutar sin prisas. Puedes servirla sobre una tabla de madera o un plato de cerámica artesanal, dejando que su belleza natural destaque sin adornos excesivos.
Decórala con unas hojas de menta o de lavanda fresca, y sírvela tibia. Su sabor alcanza el equilibrio perfecto si la acompañas con una bola de helado de vainilla o una cucharada de crema batida sin azúcar. Así, la suavidad de la nata y la frescura del helado realzan la dulzura del higo y la riqueza de la masa.
Más que una receta, es una manera de celebrar la estación: un gesto sencillo que nos recuerda que el hogar también se nutre de esos pequeños rituales que nos conectan con el ritmo natural del tiempo.