El sofá suele ser el corazón del salón. Es donde nos reunimos, conversamos, leemos o simplemente nos dejamos caer al final del día. Sin embargo, existe un rincón que a menudo pasa inadvertido y que puede cambiar por completo la manera en que percibimos el espacio: la parte trasera del sofá. Decorarla es aprender a integrar ambientes y a dar sentido a esos metros que, casi siempre, quedan en silencio. Cuando el sofá no descansa contra la pared, su reverso se vuelve visible y abre una oportunidad para aportar carácter y equilibrio al salón.
Un mueble auxiliar, una obra de arte, una planta generosa o una repisa discreta pueden transformar ese tramo olvidado en un pequeño escenario lleno de intención. Cada pieza cumple un propósito y nos recuerda que el orden y la belleza conviven cuando los cuidamos. Por eso, te invitamos a descubrir cómo sacar partido a este espacio que, bien pensado, puede convertirse en uno de los rincones más especiales de la casa.
1. Una mesa o consola tras del sofá: un clásico atemporal
Una consola, mesa u otro mueble parecido detrás del sofá es, probablemente, la opción más típica y versátil. Su función es tanto decorar como ofrecer una superficie adicional en la que exponer decoración, lámparas, espejos, velas o libros, y ayuda a definir el espacio. Para mantener la armonía, elige una pieza que quede ligeramente por debajo del respaldo del sofá.
Si es demasiado alta, romperá la línea visual del conjunto; si es demasiado baja, se perderá entre los asientos. En cuanto al largo, una buena proporción es que mida entre la mitad y tres cuartas partes del sofá. Sobre ella, puedes crear una composición con distintas alturas:
- Una lámpara que aporte calidez.
- Un par de jarrones de cerámica o vidrio con flores o ramas secas.
- Un marco con una fotografía o una pequeña escultura que tenga un valor personal.
El secreto está en combinar volúmenes y texturas, manteniendo espacio libre para que el conjunto respire. Y si el salón necesita más almacenamiento, añade cajas o cestas de fibras naturales debajo del mueble para mantener el orden en el salón con estilo.
2. Un escritorio: cuando el salón también es la zona de trabajo
Cada vez más hogares se están adaptando a las nuevas formas de vivir y trabajar. Si tu salón lo permite, colocar un escritorio detrás del sofá puede ser una solución muy útil para crear fácilmente un despacho improvisado. Un escritorio ligero de madera o metal, acompañado de una silla cómoda, crea un rincón funcional sin alterar la armonía del conjunto.
Durante el día, es un espacio de trabajo luminoso y ordenado; por la tarde, puede transformarse en una superficie donde colocar una lámpara de lectura. Sobre todo, recuerda mantener la coherencia con los materiales y colores del resto del salón. Un escritorio en roble claro o blanco mate se integra con facilidad en ambientes mediterráneos y luminosos, mientras que uno en nogal o negro aportará contraste en espacios contemporáneos.
3. Un aparador o buffet: transición perfecta entre salón y comedor
Cuando el salón comparte espacio con el comedor, un aparador detrás del sofá puede cumplir una doble función: delimitar ambas zonas y guardar la vajilla, la mantelería y la cubertería, entre otros. Elige un diseño que armonice con el mobiliario principal y que no supere la altura del respaldo del sofá.
Los modelos con puertas correderas o rejillas de ratán son ligeras y de aire cálido y natural. Sobre él, también puedes colocar algún jarrón, cuadro, lámpara de sobremesa o una bandeja con velas y otros elementos decorativos.
4. Un banco o asiento auxiliar: sencillez y versatilidad

Colocar un banco detrás del sofá es una opción fresca y natural, muy en tendencia. Son muebles perfectos para espacios de paso y salones abiertos, donde ayudan a marcar una transición sin necesidad de muros ni divisiones. Además, su forma alargada y su baja altura permite que se integre con disimulo al conjunto.
Puede servir como asiento adicional si no tienes espacio en el recibidor o pasillo, o como apoyo para libros, textiles y cestas. Por ejemplo, un banco de madera maciza funciona bien con una manta de lino o algodón y algunos cojines cálidos que abriguen. También puedes acompañarlo con alguna que otra cesta de fibras o bien de un pequeño taburete.
5. Librerías y estanterías para los amantes de la lectura

Detrás del sofá, también tiene cabida una librería baja o una estantería abierta que funcione como elemento decorativo. Ofrece espacio para almacenar y exponer libros y, al mismo tiempo, exhibir tus piezas favoritas: velas y portavelas, una colección de cerámicas, fotografías familiares o pequeños recuerdos de viajes.
En estancias más amplias, apuesta por las estanterías de suelo a techo: crean un efecto de galería que da mucha “verticalidad” y profundidad al salón. Si las combinas con una iluminación cálida, el resultado será de lo más envolvente y sofisticado. Un consejo extra: mantén siempre el equilibrio visual alternando baldas llenas y vacías, objetos grandes y pequeños, para que el conjunto respire.
6. Un mueble bar improvisado para tus invitados
Un minibar en un carrito detrás del sofá es una idea que últimamente vemos mucho en los pisos pequeños; elegante y funcional, sirve como superficie auxiliar para almacenar copas o bebidas, convirtiéndose en el rincón social perfecto para recibir a los invitados.
De entre todos las opciones aptas para hacer de mueble bar, los modelos con ruedas son prácticos y ligeros, y permiten reorganizar el espacio según la ocasión, siendo perfectos para salones de pocos metros. Añade una bandeja de madera, un jarrón con flores frescas y algunas botellas bien seleccionadas y ya tendrás listo un rincón acogedor para compartir con tus amigos.
7. Una barra con taburetes para liberar la cocina
En salones con cocinas pequeñas y abiertas al salón, colocar una barra detrás del sofá puede ser una solución ideal para unir ambos ambientes. Una encimera ligera acompañada de un par de taburetes se transforma en un rincón tipo office para los desayunos y comidas rápidas. No olvides respetar las proporciones: la barra no debe sobrepasar la altura del respaldo del sofá.
8. Espejos: luz, amplitud y elegancia
Un espejo grande detrás del sofá, especialmente en salones pequeños o con poca luz natural, es un recurso habitual por su habilidad para duplicar la luz y dar amplitud a la estancia. Pero, ¿qué espejo elegir para la parte trasera del sofá? Los espejos redondos suavizan las líneas rectas del mobiliario, mientras que los rectangulares refuerzan la sensación de orden.
Si prefieres una composición más que un gran espejo, combina varios modelos de distintos tamaños y marcos, cuidando la altura del centro para que coincida con la línea visual cuando estés sentado.
9. Un murete, cerramiento o mueble separador
En espacios abiertos o salones pequeños, un cerramiento o semi cerramiento acristalado —o de otro material— detrás del sofá puede ser una solución fácil para delimitar y separar zonas —como el recibidor o el comedor— dejando pasar la luz.
Combinar cristal translúcido con espejo, o una parte ciega inferior con una repisa superior, te ayudará a mantener la sensación de amplitud, ordenando visualmente el espacio.