Nico y Carlos (Eleven People), expertos en aromas: “El error más común al perfumar la casa es elegir solo por la primera impresión”

Los expertos en aromas nos cuentan qué equivocaciones suelen cometerse al perfumar el hogar y cómo evitarlas

Nicolás García y Carlos Martínez, fundadores de Eleven People. Créditos: Silvia Foz

Los perfumes para el hogar han dejado de ser un simple accesorio para convertirse en una forma de habitar los espacios. Aromatizar cada estancia puede transformar la atmósfera y generar emociones, pero no siempre se hace de la manera adecuada. Como nos explican Nicolás García y Carlos Martínez, fundadores de Eleven People, estudio asturiano especializado en aromas, “un perfume de hogar no debe elegirse solo por la primera impresión”.

La frase condensa uno de los errores más habituales: guiarnos únicamente por lo que olemos al abrir un frasco. Pero hay más. Estas son las equivocaciones más frecuentes al perfumar la casa y cómo podemos evitarlas.

1. Elegir solo por la primera impresión

Un perfume tiene distintas fases: las notas de salida (lo que se percibe al instante), las de corazón (que aparecen tras unos minutos) y las de fondo (las que permanecen). Quedarse únicamente con la primera impresión puede ser engañoso. Lo que parece fresco al inicio quizá se vuelva intenso o pesado con el paso de las horas.

Por eso, recomiendan probar el perfume en el espacio real donde se usará, dejando que evolucione y conviviendo con él antes de decidirse. Solo así sabremos si encaja con la atmósfera que queremos crear.

2. Exceso de intensidad

“Poner demasiadas velas o un difusor muy grande en una estancia pequeña no crea confort, sino saturación”, señalan los fundadores de Eleven People. El exceso de intensidad no relaja, sino que puede resultar invasivo y cansar al olfato.

La clave está en el equilibrio: un solo mikado en un dormitorio, una vela mediana en el salón, un spray ligero en textiles antes de dormir. Mejor poco y constante que mucho de golpe.

3. No adaptar al momento del día o a la estación

Los aromas también siguen el ritmo del tiempo. Una fragancia fresca y cítrica puede ser ideal en verano, pero quizá resulte fría en invierno. Del mismo modo, lo que inspira calma al anochecer no siempre funciona en las primeras horas del día.

“Hay que pensar en el momento vital del espacio”, explican. Aromas especiados y envolventes para el frío, notas frescas y ligeras para el calor. Fragancias que despierten por la mañana y otras que inviten al descanso al final de la jornada.

Probar un perfume con calma permite descubrir sus matices y saber si encaja con el ambiente del hogar. Créditos: Eleven People

4. Ignorar la mezcla de olores previos

Otro error frecuente es intentar cubrir olores persistentes —como tabaco, comida o humedad— en lugar de neutralizarlos. “Si no eliminamos antes ese olor, la mezcla con el perfume puede resultar desagradable”, advierten.

Ventilar, limpiar y renovar el aire son pasos previos imprescindibles antes de perfumar. Solo así la fragancia podrá desplegarse con claridad y sin distorsiones.

5. Olvidar la renovación y el mantenimiento

El cuidado de los productos de aromatización es tan importante como el aroma en sí. Velas que no se apagan bien, mikados con varillas viejas o sprays aplicados en exceso pierden eficacia y pueden dar sensación de descuido.

Mantenerlos limpios, girar las varillas del mikado de vez en cuando, recortar la mecha de las velas y renovar los productos cuando ya no desprenden fragancia son pequeños gestos que marcan la diferencia.

6. Aromatizar con conciencia

Todos estos errores tienen algo en común: la falta de conciencia. Aromatizar un espacio no consiste en “tapar” el aire con un olor, sino en acompañarlo. Como subrayan desde Eleven People, se trata de encontrar un equilibrio entre intensidad, duración y el carácter de la estancia.

En definitiva, perfumar la casa es un arte sutil que requiere atención y cuidado. No basta con lo que huele bien al instante, ni con llenar el aire de intensidad. Como dicen Nicolás y Carlos, “un perfume debe resonar con tu espacio, con tu persona y con el momento”. Y en esa delicadeza, más que en la fuerza, reside el verdadero placer de aromatizar el hogar.