Los muebles de exterior son el reflejo de la vida al aire libre, de esos momentos de pausa y disfrute que nos regala la primavera y el verano. Pero con la llegada del otoño y el invierno, el frío, la humedad y la lluvia pueden desgastar sus materiales si no los cuidamos de forma adecuada. Protegerlos no solo significa preservar su estética, también es una manera de garantizar su durabilidad y de mantener siempre listos esos espacios que tanto disfrutamos cuando vuelve el buen tiempo.
1. Limpieza antes de guardar
Antes de resguardar los muebles, conviene limpiarlos a fondo. Retira el polvo, las hojas y la suciedad acumulada durante los meses de uso. Para los muebles de madera, basta con un paño húmedo y un jabón neutro; en el caso de los metálicos, asegúrate de secarlos bien para evitar la aparición de óxido. Los muebles de fibras naturales o sintéticas pueden limpiarse con un cepillo suave y agua jabonosa.
2. Protección con fundas adecuadas
Si no dispones de espacio interior para guardarlos, las fundas impermeables son la mejor opción. Es importante que permitan cierta transpiración para evitar la condensación de humedad en el interior. Existen fundas específicas para sofás, mesas, sillas de exterior o incluso tumbonas que se ajustan fácilmente y mantienen cada pieza a salvo del frío y la lluvia.

3. Tratamientos protectores
La madera es uno de los materiales más delicados frente al cambio de estación. Aplicar un producto protector ayudará a nutrirla y mantenerla en buen estado durante el invierno. Para los muebles metálicos, puedes aplicar un producto antioxidante en las juntas o superficies que estén más expuestas. Aquí tienes una guía según material.
4. Cojines y textiles, siempre en interior
Los cojines, fundas y textiles de exterior son los más vulnerables a la humedad. Lo ideal es lavarlos al final de la temporada y guardarlos en bolsas transpirables dentro de casa. Así, al volver la primavera estarán listos para usarse sin manchas ni olores. También puedes aplicar un producto limpiador o protector de tejidos.

5. Espacios cubiertos: un refugio para el mobiliario
Si cuentas con un porche, pérgola o terraza cubierta, estos se convierten en aliados perfectos. Mantener los muebles bajo techo durante el invierno reduce notablemente el desgaste y prolonga su vida útil.
6. Revisión y mantenimiento regular
Aprovecha el cambio de estación para revisar cada pieza. Ajusta los tornillos, revisa si hay alguna grieta o desgaste y repara cuanto antes los pequeños desperfectos. Este mantenimiento preventivo evitará que los daños se agraven con la humedad y el frío.
Un gesto que habla de tu hogar
Cuidar los muebles de exterior en otoño e invierno es también una forma de cuidar tu casa. Son los detalles invisibles, esos que no se ven a primera vista, los que hablan de un hogar atento y pensado para durar. Porque cuando regrese el buen tiempo, agradecerás reencontrarte con un espacio acogedor, listo para volver a ser escenario de tus momentos al aire libre.