Llega la hora del vermut y, como manda la tradición mediterránea, los pequeños platos empiezan a desfilar hacia la terraza. Aceitunas, berberechos bien aliñados y un bol de patatas estilo artesanas se reparten entre las manos mientras una bebida fresca marca el compás de la conversación. Pero falta algo. Un plato que cierre el círculo, que transforme el aperitivo en un momento memorable.
Más allá de las conservas, hay una receta que siempre conquista por su carácter y su sencillez: los mejillones en escabeche caseros. Considerado por muchos como el “rey del escabeche”, este plato hunde sus raíces en la antigua necesidad de conservar los alimentos, pero hoy se ha convertido en el protagonista de cualquier mesa donde se celebra la vida con calma.
¿Qué es el escabeche de mejillones?
El escabeche es una técnica ancestral de conservación propia del Mediterráneo. Se basa en una mezcla equilibrada de aceite, vinagre, laurel y especias que permite conservar pescados, mariscos o carnes durante días, manteniendo su sabor y textura. En el caso del mejillón, esta técnica realza su carácter marino y le aporta una acidez elegante y aromática.
¿Qué vinagre es mejor para el escabeche?
El vinagre marca el tono del escabeche. Los más recomendados son el vinagre de vino blanco o de Jerez, que ofrecen un equilibrio perfecto entre acidez y suavidad. Si se busca un resultado más delicado, el vinagre de manzana ecológico es una excelente alternativa: aporta frescura y una nota ligeramente afrutada. La proporción ideal suele ser tres partes de aceite por una de vinagre, aunque puede ajustarse según el gusto y la intensidad que se desee.
Ingredientes (para dos personas)
- 1 kg de mejillones de roca
- 150 ml de vinagre de vino blanco o de Jerez
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- 1 bote de banderillas
- 1 guindilla roja picante
- 1 trocito de jengibre fresco
- 1 cucharada de mostaza de Dijon
- 1 cucharadita de pimienta negra
- 1 limón o lima ecológica
- 2 hojas de laurel
- Sal marina al gusto
Preparación
- Limpia los mejillones: lava con agua fría y retira las algas o impurezas.
- Cocínalos con aroma: en una olla con tapa, cuece los mejillones a fuego medio junto con las hojas de laurel y unos granos de pimienta negra y roja. Cuando se abran, retira del fuego. Desecha los que queden cerrados.
- Prepara el escabeche: en una sartén, calienta el aceite de oliva con el jengibre, la mostaza y las banderillas troceadas. Añade la guindilla y deja que se integren los sabores a fuego suave durante un par de minutos. Incorpora el vinagre y deja hervir un instante para suavizar su acidez.
- Mezcla y deja reposar: coloca los mejillones en un bol o tarro y vierte la mezcla caliente sobre ellos. Añade un poco de zumo de limón y deja reposar al menos unas horas —idealmente de un día para otro— para que el escabeche tome cuerpo y aroma. Asegúrate de que los mejillones queden completamente cubiertos por el escabeche antes de dejarlos reposar.
- Sirve y disfruta: sírvelos fríos o a temperatura ambiente, con unas láminas de guindilla y un hilo de aceite de oliva virgen extra.
Propiedades y beneficios del mejillón en escabeche
Los mejillones en escabeche son mucho más que un aperitivo. Su carne es rica en proteínas, baja en grasa y fuente natural de hierro, zinc, fósforo, vitamina B12 y omega 3. Son perfectos para fortalecer el sistema inmunitario y cuidar la salud cardiovascular. Además, el escabeche —gracias al aceite de oliva, el vinagre y las especias— actúa como conservante natural y potencia su sabor sin necesidad de aditivos.
En cada receta sencilla se esconde una historia. Estos mejillones en escabeche son puro Mediterráneo: tradición, sabor y un modo de vivir que celebra el tiempo lento, la conversación y la belleza en lo cotidiano.