El salón es, sin duda, el corazón de la casa. Allí compartimos tardes interminables, charlas improvisadas, siestas al sol del mediodía o incluso alguna jornada de trabajo. Es el escenario de la vida cotidiana, ese lugar que cambia con nosotros.
Con el tiempo, sin embargo, puede perder frescura o dejar de reflejar quiénes somos. La buena noticia es que no hace falta una reforma ni una gran inversión para recuperarlo. A veces, basta con detenerse, observar y hacer un par de ajustes.
Estos tres trucos de interiorismo te ayudarán a transformar tu salón en menos de diez minutos: más luz, más amplitud y una nueva energía, simplemente reorganizando lo que ya tienes.
1. Limpieza y orden: menos es más
Antes de añadir, toca restar. Muchas veces lo que hace que un salón se vea caótico o apagado no es la falta de estilo, sino el exceso de cosas. Demasiados objetos de decoración, cables a la vista, pilas de revistas nunca hojeadas o estanterías abarrotadas acaban por convertir la estancia en un lugar pesado y cargante.
El primer paso en este cambio de imagen exprés es dedicar unos minutos a observar el salón con mirada crítica: ¿qué sobra?, ¿qué aporta desorden visual?, ¿qué no usas nunca? Luego, retira todo aquello que no contribuya a la apariencia ni a la comodidad. Puedes ocultar lo que decidas quedarte en muebles cerrados.
Por ejemplo, en una bandeja en la mesa de centro, agrupa los mandos, las velas y otros pequeños objetos que siempre tienes desperdigados. Así, lo que antes parecía un cúmulo desordenado ahora es percibido como un centro de mesa.
Otro recurso rápido es introducir cestas de fibras naturales debajo de una consola o junto al sofá para guardar mantas, juguetes o libros. Con estos pequeños gestos, verás como tu salón se verá mucho más ordenado en tan solo minutos.
2. Cambia los textiles: el poder del envoltorio
Si quieres otro cambio inmediato y sin complicaciones, céntrate en los textiles. Visten tu salón y, con ellos, puedes redecorarlo según la temporada o tus gustos del momento. Lo mejor es que todo se puede cambiar en unos minutos y sin herramientas.
- Cojines: pasar de tonos neutros a estampados geométricos, de linos frescos a terciopelos suaves, dará un giro radical al espacio.
- Mantas: basta con colocar un plaid en un tono o grosor diferente para sumar calidez y dar esa sensación de refugio acogedor.
- Alfombras: al moverlas, sustituirlas o incorporar una nueva, tu salón parecerá otro. Puedes optar por un diseño más neutro si quieres aligerar visualmente el espacio, o bien apostar por una alfombra con carácter si lo que buscas es sorprender.
- Cortinas: ligeras y vaporosas en verano para dejar pasar la luz, y más densas y con caída en invierno, para potenciar la sensación de recogimiento y confort.

Otros pequeños gestos como poner una funda nueva a las sillas, añadir un puff tapizado en un color acorde al resto de tejidos o jugar con fundas intercambiables en sillones y sofás desenfundables te ayudarán a multiplicar la sensación de «novedad».
El secreto está en tener varios juegos preparados, guardados en el canapé o en el armario, y rotarlos cada cierto tiempo. Siempre tendrás la sensación de estrenar salón, sin necesidad de renovar los muebles.
3. Nueva perspectiva, nuevos comienzos
A veces, lo único que necesita un salón para recuperar vida es mirarlo desde otro ángulo, cambiando la distribución de algunos muebles. Colocar la librería tras el sofá unos metros, acercar la butaca a la ventana o intercambiar de sitio las mesas de centro y auxiliares son ejemplos de pequeñas acciones capaces de transformar por completo la manera en que se percibe un espacio.
Reorganizar los muebles es rápido y sorprendentemente efectivo: de repente, la luz natural entra diferente, las conversaciones fluyen mejor y tu salón parece más grande y equilibrado. No se trata de cambiarlo todo, sino de probar combinaciones nuevas con lo que ya tienes.
Por ejemplo, si siempre has tenido los sofás enfrentados, prueba a colocarlos en forma de L para crear un rincón más acogedor. O libera una pared quitando una estantería y verás cómo el espacio respira. Incluso puedes rescatar una pieza olvidada de otra habitación —una mesita de noche usada como mesa auxiliar, un banco del recibidor convertido en asiento extra— y darle una nueva función en el salón.
Recuerda que al reorganizar también puedes jugar con los volúmenes y texturas. Combina un sofá recto con una butaca curva, mezcla maderas oscuras con fibras naturales o añade un taburete del baño que sirva como mesa improvisada.


