Hay quienes coleccionan bolsos casi sin darse cuenta: uno para el trabajo, otro para la noche, un par para ocasiones especiales… Cada forma y tamaño trae consigo un recuerdo y una utilidad distinta, pero también una dificultad a la hora de guardarlos. Igual que doblamos con cuidado nuestras prendas, también existen maneras de organizar los bolsos para que no invadan el espacio y al mismo tiempo nos resulten accesibles.
Marie Kondo, experta en el arte del orden, propone soluciones sencillas que nos ayudan a dar a cada objeto su lugar. Con ellas, evitamos acumular y recuperamos un equilibrio visual que convierte el armario en un espacio más amable.
1. Quedarse solo con lo esencial
El primer gesto es liberar espacio. Guardamos únicamente aquello que seguimos usando y que nos despierta alegría. Es inevitable sentir cierta nostalgia por los bolsos que en su día fueron favoritos, pero si ya no tienen un papel en nuestra vida, lo mejor es dejarlos ir. Desde los que se han desgastado con el tiempo hasta aquellos que nunca llegamos a estrenar, cada renuncia abre la posibilidad de un orden más auténtico y funcional.
2. Usar cajas o cestas
Cuando ya hemos elegido con qué quedarnos, el siguiente paso es pensar en cómo almacenarlos. No siempre tenemos un estante libre en el armario, por eso las cajas y cestas resultan grandes aliadas. Permiten agrupar y proteger los bolsos, además de aprovechar mejor los rincones. Podemos guardar en la parte baja de la cama una caja con bolsos de eventos especiales, mientras que en el armario, bajo los abrigos, una cesta práctica puede acoger los que usamos a diario.
3. Guardar unos dentro de otros
Los distintos tamaños hacen que a veces el orden parezca un reto. Sin embargo, podemos ganar espacio guardando los bolsos más pequeños dentro de los grandes. Este gesto, sencillo y eficaz, protege además a los que quedan en el interior del polvo y del desgaste.
4. Clasificarlos por colores
Si preferimos tenerlos a la vista, una estantería dedicada en exclusiva a bolsos nos permitirá reconocerlos de un vistazo. Para mantener el equilibrio visual, el orden por colores es una de las opciones más armoniosas. También podemos clasificarlos por estilos, tamaños o formas, según nuestras costumbres. La clave es que la disposición nos invite a encontrar con facilidad aquello que necesitamos y que, a la vez, aporte serenidad al conjunto.