Elegir las cortinas del dormitorio es una apuesta decorativa por el confort y el descanso. En ese espacio donde empiezan y terminan los días, cada elemento tiene su razón de ser. Y aunque a menudo las cortinas pasan desapercibidas, lo cierto es que tienen un papel protagonista a la hora de crear una atmósfera cálida, íntima y envolvente.
Porque las cortinas visten la habitación, aportan textura y estilo, pero también influyen en la calidad del sueño. Ya que filtran la luz, aíslan y refuerzan la sensación de refugio en nuestra habitación. Evitando así que nos despertemos sin querer por la luz de las farolas, los reflejos del exterior o, sencillamente, los primeros rayos del sol.
En esta guía te ayudamos a elegir las cortinas perfectas para tu dormitorio, teniendo en cuenta tanto tus gustos como tus necesidades. Porque más allá de decorar, nuestro objetivo es ayudarte a crear un espacio enmarcado con armonía, que resulte acogedor, funcional y fiel a tu estilo.
Consideraciones importantes
Medidas
Las cortinas suelen venderse con medidas estándar —normalmente, con largos de 137 cm, 182 cm y 228 cm—, pero si ninguna se ajusta a tu espacio, siempre puedes optar por un diseño a medida. En el dormitorio, las cortinas largas que rozan el suelo son elegantes y envolventes.
Si buscas un efecto más dramático, deja que se apoyen ligeramente en el suelo: bastará con añadir unos 15 cm extra al largo de la ventana. Eso sí, en dormitorios infantiles, juveniles o de personas mayores, es mejor evitarlas con caída excesiva para evitar tropiezos. En cualquier caso, procura que lleguen al menos hasta justo encima del suelo para asegurar una caída bonita.
Colocación
Para realzar visualmente la altura de la habitación, lo ideal es instalar la barra o riel entre 10 y 15 cm por encima del marco de la ventana.
Capas
Piensa en las cortinas como si vistieras la ventana por capas. Por ejemplo, una combinación de visillos ligeros y cortinas más densas te permitirá adaptar la luz y la intimidad a cada momento del día. Durante la mañana, los visillos tamizan la luz sin renunciar a la privacidad. Por la noche, unas cortinas opacas aseguran oscuridad y un buen descanso.

Los mejores tejidos para las cortinas del dormitorio
El primer paso para elegir las cortinas adecuadas es fijarse en el tejido. Las telas más gruesas suelen ser las preferidas, ya que aíslan mejor del ruido y bloquean la luz. Sin embargo, si buscas una atmósfera más ligera y luminosa, deberías optar por tejidos vaporosos. Todo depende de lo que prefieras conseguir.
Algodón
Es la opción más versátil y popular en cortinas. Ligero, transpirable y fácil de mantener, el algodón funciona bien en la mayoría de estilos decorativos. Además, si eliges una versión lavable a máquina, ganarás en comodidad. Es ideal si buscas un look sencillo, fresco y funcional.
Seda
Para quienes sueñan con un dormitorio elegante y sofisticado, la seda es una elección que siempre se ha asociado con el lujo y delicadeza. Su caída fluida y su capacidad para tamizar la luz la convierten en una opción muy decorativa. Eso sí, es un tejido más exigente en cuidados y sensible a la luz solar directa y la humedad, por lo que conviene combinarla con forros opacos.
Terciopelo
El terciopelo es una apuesta segura para dormitorios acogedores y cálidos. Esta tela densa y con cuerpo bloquea eficazmente la luz, aísla del frío y del calor, mejora la acústica y ofrece un extra de intimidad. Eso sí, es propenso a acumular polvo, por lo que requiere una limpieza más frecuente.
Poliéster
Práctico y asequible, el poliéster es una solución funcional y sin complicaciones. Requiere poco mantenimiento y suele ser resistente a las arrugas, por lo que resulta ideal para un uso diario. Aunque no es el tejido más lujoso ni el más transpirable, cumple bien su función, sobre todo en dormitorios de invitados.
Lino
Es perfecto para transportarte a la calma absoluta. Su textura, cálida y con estilo, filtra la luz suavemente de forma ligera. Tiene una caída preciosa y se adapta muy bien a estilos como el rústico, el mediterráneo o el escandinavo. Y lo que es mejor: se puede lavar tanto a máquina como en seco.
Estilos de cortinas para el dormitorio
A la hora de vestir las ventanas del dormitorio, no solo hay que pensar en el tejido o el color: el estilo de confección también influye en el efecto final. Conocer las opciones te ayudará a encontrar la que mejor encaje con tu espacio y tu forma de vivirlo.
Visillos
Ideales para quienes disfrutan de la luz natural al despertar. Confeccionados en tejidos como lino, algodón, seda o poliéster, permiten que la luz se filtre suavemente, resultando ligeros y agradables. Son perfectos por sí solos en ambientes luminosos o como capa inferior combinada con cortinas densas.
Fruncidas
Con una cabecera fruncida, este tipo de cortina presenta pliegues irregulares que recorren toda la parte superior, dando como resultado un aspecto más informal y desenfadado. Es una opción sencilla que encaja muy bien en dormitorios pequeños o espacios de estilo natural y relajado.
Con ojales
Este estilo incorpora aros metálicos en la parte superior del tejido por donde se introduce la barra. El resultado es una cortina con una caída fluida, moderna y limpia. Su colocación es fácil y rápida, y su diseño contemporáneo encaja a la perfección en dormitorios modernos y minimalistas.
Con lengüetas
Aquí, en lugar de ojales, la barra se introduce a través de lazos o lengüetas de tela cosidos al cabezal. El efecto es algo más decorativo y artesanal, con un punto «clásico» que encaja muy bien en dormitorios clásicos, rústicos o incluso románticos. Aporta un aire casual, pero cuidado.
Combinaciones: cortina + estor
Combinar cortinas con estores —o visillos con cortinas más opacas— te permite controlar mejor la entrada de luz a lo largo del día, una opción especialmente práctica en grandes ventanales o puertas balconeras, donde el juego de texturas y niveles visuales cobra protagonismo.

Colores y estampados para las cortinas del dormitorio
A la hora de elegir el color o el estampado de las cortinas, piensa si quieres que se integren en la decoración o que destaquen como un elemento protagonista.
Los tonos neutros y claros son siempre una apuesta segura: facilitan el descanso, dejan pasar luz tamizada y combinan con cualquier estilo. Si quieres dar un toque de color más fuerte, resérvalo para una segunda capa más tupida.
Por otro lado, evita los colores muy brillantes, sobre todo si el dormitorio recibe mucha luz natural, ya que tienden a desteñirse con el tiempo. Como norma general, los tonos fríos armonizan mejor con otros fríos, y lo mismo ocurre con los cálidos.
En cuanto a los estampados, funcionan bien cuando el resto de la decoración es más sencilla. Visualízalos como si se trataran de piezas de arte: pueden dar o mucha personalidad, o sobrecargar si ya hay otros elementos estampados, como la ropa de cama o las alfombras. En ese caso, es preferible optar por cortinas lisas que estén en equilibrio con el esto de la decoración.