Cómo colocar alfombras en el salón: guía de estilo con tamaños, proporciones y trucos para decorar

Claves para ampliar visualmente, ordenar zonas y sumar calidez

Una guía para elegir la alfombra perfecta y transformar el salón desde la calidez y la armonía.

Aunque colocar una alfombra en el salón pueda parecer un gesto sencillo, es una de esas decisiones capaces de transformar por completo la percepción del espacio. La pieza adecuada delimita zonas, aporta textura y suma una calidez inmediata que invita a descalzarse y detenerse. En cambio, una alfombra mal escogida —o mal situada— puede romper la armonía visual, empequeñecer la estancia o generar una sensación de desorden difícil de corregir.

Por eso, elegir el tamaño correcto, ubicarla con intención y comprender cómo dialoga con los muebles es esencial para crear un salón cómodo, coherente y equilibrado. En esta guía reunimos las claves fundamentales para colocar alfombras en el salón y ayudarte a convertir este espacio en un lugar más acogedor, sereno y lleno de sentido.

La alfombra, una pieza indispensable del salón

Antes de pensar en medidas o colores, conviene comprender el papel que la alfombra juega en la decoración. No es un mero accesorio: es la pieza que organiza visualmente el salón, unifica zonas y aporta una base cálida que hace que el espacio se sienta acogedor.

También delimita áreas en salones abiertos, amortigua el sonido y mejora el confort al caminar. Al mismo tiempo, puede proteger el suelo y dar continuidad cromática a la estancia, conectando sofá, textiles y mobiliario en un solo lenguaje.

Acertar el tamaño de la alfombra

Uno de los errores más comunes es escoger una alfombra demasiado pequeña. La regla básica es que sea proporcional a la zona de estar y al mobiliario cercano. En la mayoría de salones, lo ideal es que las patas delanteras del sofá queden apoyadas sobre la alfombra para lograr cohesión.

En salones medianos, opta por alfombras que midan 120 x 170 cm o bien 140 x 200 cm; en salones amplios o abiertos al comedor o cocina, en cambio, una alfombra de 200 x 300 cm o más creará sensación de amplitud. En realidad, lo más efectivo para no fallar es simular las medidas con cinta adhesiva o periódicos antes de decidirte.

Alfombra modelo Domm de lana blanca.

Adaptar la alfombra a la forma del salón

La geometría también importa. Los salones rectangulares suelen funcionar mejor con alfombras rectangulares, que refuerzan la longitud natural del espacio. En salones cuadrados, las redondas suavizan volúmenes, especialmente bajo mesas circulares o en rincones de lectura. Sea cual sea la forma, es importante que no dificulte el paso: debes poder caminar sobre ella o alrededor sin tropiezos ni interrupciones.

Asimismo, una alfombra torcida o desplazada puede arruinar la apariencia del salón. Para lograr alineación perfecta, toma como referencia el sofá, la pared principal o las ventanas. Mantén la misma distancia entre los bordes de la alfombra y los muebles y revisa el resultado haciendo fotos. Las desalineaciones se perciben con mucha más claridad en una imagen.

Elegir el color de la alfombra

La alfombra se convierte en un elemento cromático muy visible, así que su color tiene que dialogar con el resto del salón. En espacios con sofás o cojines estampados o coloridos, lo ideal es elegir tonos neutros que aporten calma. Si los muebles son sobrios, una alfombra más atrevida puede añadir personalidad. Piensa en si quieres contraste o continuidad; ambos caminos funcionan, siempre que encaje con la paleta.

Un error habitual es enamorarse de una alfombra sin pensar en la paleta del salón. Para acertar, aplica la regla 60-30-10: un color dominante, otro secundario y un tono de acento. La alfombra debe integrarse dentro de esa estructura y no introducir un color que rompa la armonía general.

Piensa en la forma del sofá

Los sofás en L o con chaise longue, por ejemplo, plantean un reto, ya que generan una forma asimétrica. La solución más sencilla es una alfombra grande que abarque toda la superficie del sofá y la mesa de centro, creando un bloque visual ordenado. Si ninguna medida estándar encaja, las alfombras a medida o las de formas orgánicas son una gran alternativa, ya que se adaptan a la silueta del sofá sin crear huecos extraños.

Une sofás y sillones en la misma alfombra

Cuando el salón tiene un sofá y sillones separados, la alfombra actúa como nexo visual. Debe ser lo suficientemente grande para que las patas delanteras de todas las piezas se apoyen sobre ella. Una alfombra demasiado pequeña hace que cada asiento parezca desconectado. Para un efecto óptimo, deja entre 45 y 60 cm de alfombra visible por delante de los asientos: esa franja hará que la zona de estar se vea amplia y agradable.

Integra alfombras en espacios abiertos

En salones que comparten espacio con el comedor o el recibidor, la alfombra es la herramienta perfecta para delimitar sin necesidad de paredes. Puedes usar dos alfombras que compartan tono o estilo para separar visualmente las zonas. Si están relativamente cerca, deja un margen de 60 a 90 cm entre ellas para que el ambiente no se vea saturado. Cuando el salón conecta con el recibidor, una alfombra de pasillo puede guiar el tránsito y enlazar visualmente ambas estancias.

La alfombra bajo la mesa de centro

En salones pequeños es una estrategia magnífica. La alfombra se convierte en el marco que destaca la mesa de centro y organiza la zona de estar. Para que funcione, debe sobresalir unos 30 o 40 cm más que la mesa por cada lado. Si la mesa es redonda, la alfombra circular es la mejor opción; si es rectangular, conviene respetar la geometría para mantener armonía visual.

Alfombra Marely de lana blanco 160 x 230 cm.

Colocar la alfombra bajo el comedor en salones compartidos

Si el salón convive con el comedor, colocar una alfombra bajo la mesa y las sillas puede ayudar a definir un ambiente acogedor. Debe ser lo suficientemente grande para que las sillas, al retirarse, sigan estando sobre la alfombra. Lo ideal es que sobresalga entre 60 y 75 cm alrededor. Ten en cuenta la limpieza: en esta zona funcionan mejor las alfombras lavables o de tejido plano.

Superposición de alfombras

La superposición es una tendencia decorativa en auge, ideal para quienes buscan un salón con personalidad. Consiste en usar una alfombra grande como base y añadir encima otra más pequeña, girada ligeramente. Puedes jugar con texturas: una alfombra lisa combinada con otra mullida, o una neutra con otra más llamativa. La clave está en que la de arriba sea aproximadamente la mitad o dos tercios de la de abajo para que haya equilibrio visual.