Si algo nos enseñó el famoso «hygge», ese concepto danés de la felicidad doméstica, es que para sentirnos en casa no basta con cuatro paredes y un techo, ni siquiera con elegir muebles bonitos. El hogar es un espacio que se conquista desde lo emocional, creando ambientes que despierten sensaciones y conecten directamente con quienes los habitan. Precisamente eso es lo que logra María del Valle Interiorismo en cada proyecto, y en especial en esta vivienda situada en Colmenar Viejo.

Esta pareja sin hijos, tras años de búsqueda, encontró al fin su lugar en el mundo. ¿El siguiente paso? Ponerse en manos del estudio que ya seguían de cerca a través de redes sociales. Su objetivo: una vivienda que hablara su idioma, diseñada para vivirla intensamente. Y así fue cómo, bajo la guía del equipo liderado por María, surgió este hogar lleno de luz, alegría y personalidad.

Una bienvenida con impacto y calidez
La entrada ya arroja mucha información de lo que vamos a encontrar desde el primer minuto. El hall fue concebido para sorprender desde que pones un pie en la casa, con una iluminación indirecta que guía el recorrido y un papel pintado cálido que envuelve el ambiente. Aquí, una escultura luminosa de Fos Iluminación aporta ese carácter arty que sirve de spoiler de lo que vamos a encontrar.

El salón-comedor: equilibrio y vida
La transformación radical de la planta baja permitió crear un espacio conectado pero bien delimitado. La nueva palillería de roble sustituyó frías barandillas de cristal, aportando calidez y movimiento. Aquí, tres zonas dialogan armónicamente: un comedor acogedor vestido con piezas como el sofá modular Neom en color azul, que refuerza la rotundidad cromática del espacio.

La mesa Nealy de chapa de roble con acabado natural se convierte en el punto focal del comedor, acompañada de sillas cómodas y giratorias que invitan a largas sobremesas y conversaciones de esas que se alargan. Cada detalle, desde la vajilla hasta las velas cuidadosamente seleccionadas, contribuye a un ambiente cálido y acogedor, ideal para recibir amigos y familiares.

En el rincón de lectura, un verdadero oasis con vistas al jardín, destaca la butaca Granite en terracota, ideal para momentos de desconexión con un buen libro y una copa de vino junto a la chimenea de bioetanol. Como era de esperar, este espacio se convirtió rápidamente en el refugio favorito de los propietarios.

El área de estar gira en torno al arte. Aquí las esculturas de Maite Carranza aportan color, mientras que el Sofá Karin de 2 plazas de chenilla beige, además de comodidad, añade un guiño contemporáneo reivindicando la fuerza de los tonos neutros. Las molduras lacadas y una alfombra de lana completan el espacio, un rincón sofisticado y lleno de vida.
Conexión y personalidad en cocina y escaleras
La cocina pasó de estar aislada a ser un espacio integrado gracias a la eliminación de tabiques, creando un espacio fluido y conectado con el salón. Las molduras orgánicas y detalles en madera, como los estantes Salaya de fresno natural, aportan ese toque cálido y doméstico buscado por los clientes.

Las escaleras, antes un elemento funcional olvidado, ahora son protagonistas gracias a una estructura de madera y una iluminación personalizada. Su transformación va más allá del estético, convirtiéndolas en el eje central que vertreba la casa e invita a disfrutar cada subida hacia el descanso nocturno.
Zona privada: confort, calma y estilo
La planta superior se diseñó como un santuario dedicado al descanso, como debe ser. El dormitorio principal destaca por su luminosidad natural, complementada con piezas cuidadosamente seleccionadas. La cómoda y la mesita de noche Salaya en madera contrachapada de fresno crean un conjunto elegante y atemporal.

En el baño principal, la pareja encuentra un auténtico spa privado. Materiales nobles como microcemento y cerámica, junto al lavabo de encimera Delina en terrazo blanco, crean una atmósfera armoniosa y relajante. La iluminación regulable y los elementos vegetales completan la sensación de bienestar absoluto.

Detalles que importan
La elección de mobiliario y complementos ha sido clave en este proyecto. Cada pieza, desde el aparador Vedrana hasta la mesa auxiliar exterior Mesquida con acabado terracota glaseado, contribuye a unificar espacios. El objetivo, nunca perder ese carácter cromático que destaca pero no molesta.

«Elegir a María para el proyecto ha sido la mejor decisión que hemos tomado. Su pasión se nota en cada detalle, en cada rincón que ahora sentimos realmente nuestro», confiesan los propietarios. El resultado final supera ampliamente las expectativas iniciales, demostrando una vez más que la clave para crear hogares inolvidables está en el equilibrio entre estética, funcionalidad y la dosis justa de emoción.

María del Valle Interiorismo no se ha limitado a decorar, sino que ha transformado espacios en escenarios vitales, lugares en los que vivir tiene un añadido importante: disfrutar.