No existe una única receta para la felicidad. A lo largo de la historia, diferentes culturas han encontrado fórmulas para alcanzar ese estado de equilibrio y bienestar. En Suecia, una de esas fórmulas se llama Lagom, una filosofía de vida que se centra en lo esencial, en saber cuándo parar y en aprender a disfrutar con la cantidad justa de todo lo que nos rodea.
El término proviene de la antigua palabra nórdica lag (“ley”) y en sueco se relaciona con la idea de “lo adecuado para el grupo”. Su origen se remonta a la época de los vikingos, quienes compartían bebida en torno a una hoguera, asegurándose de que todos recibieran su parte justa. Aunque su traducción exacta varía según el contexto, todas coinciden en un mismo espíritu: tomar la decisión correcta, ni demasiado ni demasiado poco, lo justo para el equilibrio propio y colectivo.
Hoy, siglos después, este concepto sigue vivo y se ha convertido en un estilo de vida que promueve la moderación como camino hacia el bienestar. Una filosofía que no solo se aplica en la rutina diaria, sino que también ha encontrado su lugar en el diseño de interiores. Según el lagom, la felicidad no se alcanza acumulando cosas, sino cultivando el equilibrio, la sencillez y el respeto por el entorno.
Lagom en el hogar
En la decoración, el lagom se traduce en espacios equilibrados, prácticos y sin excesos. No busca la ostentación, sino la armonía a través de lo esencial. Frente al hygge danés, que apuesta por lo acogedor y lo sensorial, el lagom defiende ambientes funcionales, neutros y despejados que nos ayuden a crecer y a vivir con calma.
Las claves de un hogar lagom son claras:
- Evitar los excesos y optar por el punto medio en la decoración.
- Apostar por muebles versátiles y multifuncionales, pocos pero bien escogidos.
- Elegir una paleta de tonos neutros, reservando los detalles de color para aportar energía positiva.
- Invertir en objetos prácticos y duraderos, que acompañen durante años.
- Mantener el orden como regla de bienestar, ya que una casa organizada favorece la paz mental.

Cómo aplicar el lagom en el día a día
- En el salón: sustituye muebles voluminosos por piezas ligeras y funcionales, y elige una decoración reducida a lo esencial, con un par de objetos que realmente signifiquen algo para ti.
- En el dormitorio: apuesta por ropa de cama de materiales naturales, colores neutros y pocos elementos decorativos que favorezcan el descanso.
- En la cocina: conserva solo los utensilios básicos y duraderos, aquellos que realmente usas, y evita duplicados que solo ocupan espacio.
- En el baño: elige tonos suaves y muebles prácticos; menos botes, menos objetos a la vista, más calma visual.
Lagom y sostenibilidad
El lagom también tiene una dimensión profundamente sostenible. Al promover la moderación, invita a comprar menos pero de mejor calidad, reducir residuos y alargar la vida de los objetos. De este modo, no solo mejora nuestro bienestar personal, sino que también fomenta un consumo más responsable y respetuoso con el entorno.
Un equilibrio personal
La felicidad está en lo justo, en la medida adecuada. Sin embargo, lo que significa “lo justo” puede variar para cada persona. Parte de la riqueza de esta filosofía es que no impone reglas rígidas, sino que reconoce que cada uno tiene su propia manera de encontrar el equilibrio.
Así, el lagom combina lo individual con lo colectivo: invita a buscar lo que nos hace sentir bien a nosotros mismos, pero también a respetar al entorno y a quienes nos rodean. Una visión sencilla, pero poderosa, que nos recuerda que la verdadera felicidad no está en tenerlo todo, sino en disfrutar de lo necesario.