En los hogares de Suecia, Noruega o Dinamarca, lo habitual es que cada persona use su propio edredón al dormir en pareja. La cama se comparte, la cercanía también, pero cada uno dispone de una manta independiente que permite elegir grosor, textura y temperatura. De esta forma, los movimientos nocturnos, los tirones de ropa o las diferencias de calor dejan de ser un problema.
Los beneficios de dormir con dos edredones
Más allá de la comodidad, este gesto tiene un impacto directo en la calidad del descanso:
- Menos interrupciones: cada persona puede moverse sin afectar al otro.
- Temperatura personalizada: ideal cuando uno es más friolero y el otro prefiere dormir ligero.
- Sueño más profundo: al reducirse los despertares nocturnos, el cuerpo logra descansar mejor.
- Intimidad preservada: no se pierde el contacto ni la complicidad de compartir cama.
Posibles inconvenientes
Adoptar este método también plantea algunos retos. Requiere más piezas de ropa de cama y puede añadir un paso extra al hacer la cama. Además, hay parejas que prefieren la sensación de compartir un único edredón como gesto de cercanía. Sin embargo, muchos optan por cubrir ambos edredones con una colcha ligera que unifica la cama y mantiene la armonía estética.
Cómo ponerlo en práctica
Integrar este hábito en casa es sencillo:
- Elige una sábana bajera compartida para mantener unidad.
- Coloca dos edredones del mismo o distinto grosor, según las preferencias de cada uno.
- Añade una colcha o manta decorativa que cubra toda la superficie y aporte cohesión visual.
- Juega con textiles naturales —algodón, lino o plumón— para favorecer la transpirabilidad y el confort.
Una mirada diferente al descanso
El método escandinavo del sueño es una forma de reconciliar el deseo de compartir la cama con la necesidad de un sueño reparador. Una invitación a cuidar lo cotidiano, a dormir mejor y a despertar con la energía que solo aporta un verdadero descanso.