Así se preparan las expertas en bienestar los domingos por la tarde para empezar bien la semana

8 hábitos que practican las expertas en bienestar (y tú también puedes adoptar)

Domingos slow: los 8 rituales que siguen las expertas en bienestar para cuidar cuerpo y mente.

Hay domingos que se sienten más largos, más silenciosos. A media tarde, el tiempo parece detenerse y una ligera melancolía se cuela sin pedir permiso. Es ese momento en que la mente se adelanta al lunes y empieza a llenarse de listas, pendientes y responsabilidades.

El cuerpo aún descansa, pero el pensamiento ya corre. Lo llamamos síndrome del domingo, aunque en realidad es solo el reflejo de una rutina que no nos deja detenernos del todo.

1. Aflojar el ritmo y para hacer una pausa

Pero los domingos pueden tener otro ritmo. Pueden ser una pausa amable, una tregua. Una oportunidad para cuidarnos, para cerrar la semana con gratitud y preparar la siguiente desde la calma.

Encender una vela, ordenar el espacio, cocinar despacio o simplemente no hacer nada también son formas de bienestar. Cuando tratamos los domingos con cariño, dejan de ser el final y se convierten en un comienzo suave, un punto de equilibrio entre lo vivido y lo que está por venir.

2. Planificar para vivir en calma

Organizar los días que vienen es otra forma de reducir la ansiedad anticipatoria. No se trata de llenar la agenda, sino de darle estructura: compromisos sociales, entrenamientos, ratos de autocuidado, momentos de descanso.

Cuando planificamos con intención, aseguramos espacio para aquello que realmente nos aporta bienestar. De este modo, evitamos sacrificar lo importante y llegamos al lunes con la tranquilidad de que cada cosa tiene su lugar.

Tu hogar es el refugio que necesitas para desconectar los domingos: mímalo.

3. Priorizar(nos) y dar importancia a las aficiones

La rutina puede resultar tediosa si no tenemos algo que nos motive. Por eso, las expertas recomiendan integrar en la semana planes que despierten ilusión: una cena especial, un paseo por la playa, una película en el cine o una clase de ese deporte que tanto nos apasiona. Dar un lugar en la agenda a lo que nos hace felices es fundamental para mantener el ánimo.

Compartirlo con quienes convivimos, coordinarnos para que cada persona tenga también su tiempo propio, es parte del equilibrio. La ilusión, en pequeñas dosis, nos ayuda a sentirnos más motivados el domingo.

4. Afrontar el inicio de semana con alegría

Muchas veces, el peso del lunes lo creamos nosotros mismos al anticiparnos con miedo. La clave está en regresar al presente y disfrutar de lo que aún queda del domingo. Recordar que la semana también trae cosas buenas —encuentros, aprendizajes, instantes cotidianos— ayuda a restar dramatismo. El inicio de semana deja de ser un obstáculo para convertirse en un comienzo lleno de posibilidades.

5. Mantenerse en movimiento

La imagen del sofá y la manta es un clásico de los domingos, y es tan necesaria como placentera. Pero integrar movimiento, aunque sea suave, cambia la energía del día. No es imprescindible practicar un deporte de alto impacto.

Una caminata, un paseo por la naturaleza, una sesión de yoga o simplemente estiramientos en casa bastan para resetear la mente y preparar el cuerpo. La actividad física es un recordatorio de que cuidarnos también significa escucharnos.

6. Valorar y buscar el silencio

Vivimos rodeados de ruido: música, series, notificaciones, tráfico, conversaciones. El domingo por la tarde es una buena oportunidad para apagar todo y quedarnos en silencio. El silencio nos ordena por dentro.

Nos ayuda a escuchar nuestros propios pensamientos, a reducir la saturación acústica y a conectar con lo esencial. Es un hábito simple, pero poderoso para restaurar energía.

Prioriza momentos de silencio y tranquilidad para recuperarte de la semana.

7. Alimentarse bien

La cena del domingo es casi un ritual en sí misma. Un plato nutritivo, sencillo y sabroso nos prepara para la semana y nos recuerda la importancia de escuchar al cuerpo. Puede ser una sopa caliente, un pescado ligero, verduras al horno o, por qué no, un pequeño capricho dulce que nos haga sonreír.

Lo importante es comer sin prisas, disfrutando del momento y del entorno. Una mesa con una vela encendida, buena compañía y una cena rica convierte incluso lo cotidiano en un gesto bonito.

8. Recuerda tus objetivos

En un mundo obsesionado con la productividad, olvidamos a menudo detenernos para reconocer lo que ya hemos hecho. El domingo puede ser ese espacio para repasar los avances de la semana, no desde la exigencia, sino desde la gratitud.

Reflexionar sobre nuestras metas, reafirmar lo que queremos lograr y valorar los progresos —por pequeños que sean— nos reconecta con nuestro propósito. Es la manera de despedir el fin de semana con la mirada puesta en lo que queremos.