Cuidar de tu primer hogar es mucho más que elegir muebles o colores: es crear un espacio que respire contigo, que te acoja y te devuelva calma. Por eso, cada vez más personas se animan a introducir naturaleza dentro de casa. Las plantas aportan vida, serenidad y equilibrio; transforman los rincones vacíos en refugios personales. Son el gesto más sencillo —y quizá el más poderoso— para convertir una casa en un lugar habitado de verdad. En este camino, la naturaleza se convierte en aliada. Una hoja nueva, un tallo que crece, una flor que se abre con la luz del día… pequeños recordatorios de que la vida también ocurre en lo cotidiano.
Alejandra Coll, experta en diseño vegetal y fundadora de Asilvestrada, lo resume con una frase que condensa toda su filosofía: “Las plantas no solo embellecen un espacio: aportan claramente un bienestar físico y emocional. Purifican el aire, suavizan la acústica, regulan la humedad ambiental y eso nos va bien para nuestra piel… pero, sobre todo, crean un vínculo con la naturaleza dentro del hogar. Nos recuerdan que habitamos un entorno vivo y que cuidar de una planta es también una forma de cuidarnos a nosotros mismos.”
Cómo empezar a decorar con plantas si eres principiante
Su manera de entender el diseño vegetal es cálida, cercana y profundamente humana. Para Coll, decorar con verde no se trata de llenar de macetas cada rincón, sino de hacerlo con sentido y con calma. “Si eres principiante, mi consejo es que empieces poco a poco y con intención: elige una o dos especies que te gusten estéticamente y que puedan vivir bien con las condiciones que tienes”, explica.
El secreto está en observar, en aprender el ritmo de cada planta y dejarse acompañar por su presencia. “Puedes colocarlas en un rincón especial y observar cómo cambian el ambiente. No se trata de llenar la casa de verde de golpe, sino de crear un pequeño ritual de cuidado que aporte calma y conexión”, añade.
Plantas fáciles para empezar sin miedo
Para quienes se inician en el mundo de las plantas, Coll recomienda empezar con especies resistentes y agradecidas. “Plantas de follaje verde y con muy poco mantenimiento como la Aspidistra o la Kentia son muy resistentes”, propone. Ambas sobreviven bien en interiores con poca luz y requieren pocos cuidados.
También sugiere incorporar plantas aromáticas en exteriores como la lavanda o el romero rastrero, “fáciles de cuidar en macetas soleadas y con gran poder aromático”. Estas especies aportan calidez, textura y un perfume sutil que convierte cualquier terraza o jardín en un espacio acogedor.
Cuidar plantas es cuidar de uno mismo
El trabajo de Alejandra Coll en Asilvestrada va más allá del diseño de espacios verdes. Su mirada sobre las plantas está cargada de simbolismo y respeto. Para ella, son compañeras vivas que crecen con nosotros, una presencia silenciosa que enseña a cuidar y a habitar con calma.
Por eso, especialmente si estás empezando, cuidar una planta es una de las formas más sencillas y poderosas de reconectar contigo mismo y con tu hogar. No se trata solo de regar o podar, sino de observar cómo el espacio —y uno mismo— cambia con el paso del tiempo. Cada brote nuevo, cada hoja que se abre o se marchita, recuerda que la belleza está en los procesos lentos, en la constancia y en la atención.
Porque cuidar tu primera planta es mucho más que decorar. Es aprender a estar presente, a disfrutar del ritmo natural de las cosas y a dejar que lo verde transforme, poco a poco, la manera en la que habitas tu casa.